Filá Llana

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El día 10 de mayo de 1839 se fecha el primer reglamento de la Asociación. Hasta entonces la Llana llevaba existiendo alrededor de cuarenta o cuarenta y cinco años aproximadamente, ocurriendo en este período de tiempo hechos relevantes que por su carácter y riqueza histórica hay que reseñar.

Fue en el año 1805 cuando, probablemente, se produjo la primera capitanía mora de la Llana, la ostentó un tal Miguel Gironés, que fue precisamente quien, un lustro después, en el año 1810, encargó la estatua ecuestre de San Jorge derrotando a los moros, y que realizó un escultor valenciano apellidado Pérez. Al año siguiente,
este mismo hombre, que por cierto, no era un industrial sino un molinero profesional, devolvió la imagen del Santo Patrón de Alcoy al Ayuntamiento de la ciudad, y a la Junta de Directores de la Fiesta, también llamada Junta de Devotos del Glorioso Patrón San Jorge.

Tuvo la Llana el privilegio de ser la filá que acompañaba en solemne procesión la imagen del Santo hasta la parroquia de Santa Maria, para la celebración de los cultos de fiestas. Después, el día del Alardo, al anochecer, la Llana acompañaba la imagen de San Jorge de vuelta a la casa de Miguel Gironés, que habitaba una vivienda de la calle Cara-col.

Esto ocurrió ininterrumpidamente desde el año 1811 hasta el 1866, fecha en la que surgieron discrepancias y roces entre la familia Gironés y la directiva de entonces, y la familia dejó de prestar la imagen ecuestre de San Jorge.

La Primera Música

También en la música la Llana fue filá señera, puesto que en 1817, la única música que en fiestas sonaba en la calle era la que emitían cajas y trompetas exclusivamente. La Llana, o la Primera de Lana contrató los servicios de la única banda musical que por aquel entonces había en Alcoy, la del Batallón de Milicianos Nacionales, origen y germen de la actual Primitiva.

El resultado de esta iniciativa fue tan brillante y espectacular que la dirección festera le concedió el privilegio de ser ella quien acompañara siempre enviar_img.php2al capitán del bando moro, que tomara la primera posición en la Entrada relegando así a la filá de cargo al segundo lugar.

Esta particularidad fue en principio bien aceptada por las demás, puesto que ninguna de ellas podía competir con la Llana en magnificencia a causa de la incorporación musical. Así fue durante veintitrés años, ya que en 1840, la filá que tenía el cargo de capitán, en la persona de D. Antonio Cordón, protestó enérgicamente en el momento de la salida de la Entrada porque por aquel año, también su filá poseía una banda de música para las fiestas, como la mayor parte de «les filaes» que en 1840 existían.

Aquel año, y en la llamada Puerta de Alicante, don Antonio Cordón se negó a salir en la Entrada puesto que ya no consideraba coherente ese privilegio a la Llana, al tener también su filá música. El asunto fue complicado, y hubieron múltiples discusiones, pero a la postre se impuso el sentido lógico y los directores de los festejos anularon a la Llana la concesión de 1817.

Cronología desde la primera Acta

Cuando en el citado año de 1839 se redactó la primera acta de la Asociación, fue requerido por ésta a participar en la primera e histórica reunión de la que se guarda documentación escrita, el que entonces era Primer Trueno de la Primera de Lana, don Francisco Llácer. A partir de entonces ha quedado constancia en las distintas actas de la Asociación de San Jorge algunos de los hechos más significativos de la incidencia llanera en las festividades, como en el año 1842, en que la junta celebrada en fecha de 16 de mayo de ese año, adjudica el cargo de Bandera o Alférez a don Antonio Aura. En 1843 Antonio Aura fue el Alférez, y al año siguiente ostentó el cargo de Capitán, y en diciembre de ese mismo año 1844, la Junta acuerda por primera vez que los cargos festeros deben turnarse en adelante por orden de antigüedad; hasta entonces, la Bandera se sorteaba entre los aspirantes que se presentaban por iniciativa propia. Don Antonio Colomina fue Alférez y Capitán por la Llana en los años 1845 y 1846. y aunque no existe una certeza rigurosa.

Es muy probable que nuevamente don Antonio Aura fuese Alférez y Capitán en los años 1856 y 1857. Pocos años más tarde, y según el testimonio escrito en la célebre Guía de Martí, sabemos que la filá Llana era la más numerosa de cuantas «filaes» estaban censadas en la ciudad, con un total de setenta y dos individuos, cifra considerable teniendo en cuenta que estamos hablando del siglo anterior. Con el caminar de los años la información fluye con mayor agilidad, y llegan a registrarse anécdotas. como la protagonizada por don Anselmo Aracil que en 1866 y en el transcurso de una Junta convocada a instancias suyas, exige explicaciones del porqué los Glorieros -antiguos Sargentos- no le rindieron honores como hasta entonces correspondía al Capitán Moro, haciéndolo en cambio a un antiguo Director de la Fiesta ya cesado en el cargo.

Ese mismo año, la Junta de Fiestas nombra presidente al llanero Miguel Gironés Santonja, el cual toma la decisión de dimitir de la Junta apenas tres meses después de su nombramiento, eligiéndose en esa misma circunstancia como nuevo presidente al también llanero Antonio Aura Santonja, el que a su vez, también dimite a los dos meses de su gestión, el 18 de febrero de 1867. Sin embargo, este hombre fue elegido una vez más presidente dos años más tarde, el 9 de mayo de 1869.

Ese año precisamente fue muy significativo para la Llana y para la fiesta. El primer Tró de la filá, don Antonio Aura, tuvo la idea de recoger unas cuotas y donativos con la intención exclusiva de destinarlos a los pobres y acogidos en centros benéficos de la ciudad. Fue la Llana, púes, la iniciadora de esta tradicional costumbre que desde entonces tan unida ha permanecido a las fiestas. Hay que decir sin embargo, que con anterioridad, el propio Ayuntamiento y quizás la misma Junta de Directores de Fiestas llevasen a cabo por su cuenta esta iniciativa.enviar_img.php3

Estamos en el año 1876, la fecha del sexto centenario. Don Antonio Aura había dimitido como presidente de la Junta en febrero de ese año, eligiéndose a don Miguel Sanus. Fue en estas fiestas del centenario cuando la Llana volvió a marcar una pauta que ha seguido hasta nuestros días: la de la animación fuera de los actos estrictamente festeros. Tocaba acompañando a la filá la Música Nueva, y la Llana encargó a los músicos tres conciertos durante los dias de fiestas para interpretarlos por la noche, a la hora de los bailes y retretas en la Plaza de San Agustín.

Esta iniciativa fue espléndidamente acogida por el público alcoyano que se vio de pronto con un aliciente más que añadir a los festejos. La Retreta, que fue instituida de un modo oficial por la Junta en 1882 y que ha continuado desde entonces tal y como la conocemos en la actualidad también ha tenido una significación especial para la Llana. En aquel año de su nacimiento como un acto más dentro de los festejos georginos, el Ayuntamiento convocó un concurso de boato y faroles que fue ganado rotundamente por la Llana. La filá presentó en la Retreta un farol que figuraba un templete árabe, diseño de don Antonio Soto, y de una altura cercana a los dos metros.

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